Minutos antes de las once de la mañana la Calle Mirlo ya era un hervidero de gente. Muchos abrazos, reencuentros y también muchas caras nuevas que se acercaban a la igualá general con la ilusión de poder portar este año las sagradas imágenes del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de Nuestra Señora del Amor y el Trabajo.
Tras los saludos de rigor y las felicitaciones por el año nuevo de aquellos hermanos que no se habían visto desde 2017 llegaba la hora de la verdad. Ataviados con las zapatillas negras de salida, los primeros costaleros en igualar fueron los aspirantes que se acercaban hasta la Casa de Hermandad con el deseo de portar al Cristo de la Buena Muerte. José Román y sus auxiliares realizaron las pertinentes mediciones y situaron a cada costalero en su palo correspondiente. El resultado de la igualá fue la constatación de la existencia de más de dos cuadrillas completas para afrontar la primera salida a costal del Señor de San Juan de Letrán.
Posteriormente le toco el turno a las cuadrillas del paso de palio comenzado por la igualá femenina y posteriormete por la masculina. Los costaleros y costaleras de Ntra. Sra. Del Amor y el Trabajo conocieron del boca del Hermano Mayor y capataz, Óscar Jiménez, todos los entresijos del proyecto del paso de palio que ya se está ejecutando y renovaron su compromiso e ilusión con el mismo.
Como no podía ser de otra forma, la jornada concluyo compartiendo un arroz que corrió a cargo de nuestro secretario y «chef» oficial Antonio Rodríguez. Una manera excepcional de celebrar que entramos en el periodo de máximo trabajo e ilusión para los cofrades.
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