El pasado viernes, 9 de febrero, se presentaba en el auditorio de Caja Rural de Granada el cartel anunciador de la estación de penitencia 2018 de la cofradía de los Ferroviarios. El acto corrió a cargo del reconocido cofrade y orador David Rodríguez Jiménez-Muriel, quien junto con a la Banda y Unidad de Música Ángeles de Granada, recreó un delicado conjunto de experiencias y vivencias en torno a la imagen de Nuestra Señora del Amor y del Trabajo.
El pregronero comenzó su alocución planteando el encuentro con el cortejo ferroviario en las calles de Granada en una tarde de Viernes Santo. Encuentro en el que Jiménez-Muriel expreso una calurosa devoción a la advocación del Cristo de la Buena Muerte. Un recuerdo que estuvo muy presente a lo largo de toda su exposición, al tiempo que realizaba pequeños guiños a nueva impronta de esta imagen en la calle, la cual lucirá este año acompañada de una imagen de Santa María Magdalena, remarcando así el cariz jesuítico de esta devoción crístifera.
Posteriormente el presentador fue recorriendo con sus palabras algunos de los momentos más destacados de nuestra estación de penitencia. Su paso por las calles del centro de la ciudad, el transito por la calle Ganivet y el encuentro con San Juan de Dios ya en el regreso. Pasaje este de notable intensidad en el que el presentador del cartel logró conmover a buena parte de los presentes.
El acto contó con la intervención de la Banda y Unidad de Música Ángeles de Granada, que de acuerdo con el orador, fue la encargada de poner la nota musical a cada uno de los pasajes que se iban planteando de manera magistral.
La imagen, obra del fotógrafo Antonio Orantes.
El presentador también tuvo palabras de elogio y agradecimiento para el autor de la imagen que ilustra el cartel, el fotógrafo Antonio Orantes. La imagen, perteneciente a la última estación de penitencia, muestra el paso de palio de Ntra. Sra. Del Amor y del Trabajo detenido ante la imponente torre de la S.I. Catedral. Una imagen luminosa en la que llama poderosamente la atención la candelería perfectamente encendida y en la que también se intuye el bullicio que acompañaba a la hermandad en ese zona.
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